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Ronda:
Historia de Ronda

Emplazamiento Pre-historia Proto-Historia
Época Ibérica Época Romana Época Visigoda
Época Musulmana Conquista Castellana Siglos XVI y XVII
La Real Maestranza de Caballería de Ronda Siglo XVIII
Siglo XIX Siglo XX
Época Romana

Publio Cornelio Scipión llega a la península Ibérica, nombrado Procónsul para derrotar definitivamente a los cartagineses que se apoderaron de los territorios hispanos después de arrojar a los fenicios fuera de ellos. El avance de Roma era imparable y después de tomar Astapa (Estepa), que recurrió al suicidio colectivo para no entregarse a los romanos, Marcio con todos sus ejércitos toman todas las ciudades de la Bética , entre ellas con toda seguridad Acinipo y Arunda.

Los datos de época romana en nuestra ciudad (siglos II a.n.e. - III d.n.e.) son escasos debido a que el relleno arqueológico se encuentra muy revuelto y afectado por las numerosas fosas y remoniciones que se han ido produciendo a lo largo de la historia de nuestra ciudad por las construcciones posteriores. En un principio hubo un escaso grado de romanización, defiriendo poco de la etapa anterior, a diferencia con lo que ocurrió en la vecina Acinipo en donde sí que aparecen indicadores de una fuerte romanización como son la numismática, el teatro, las termas, etc. Por lo que a este periodo se le podría llamar iberorromano en sus dos primeros siglos.

Posteriormente alrededor del castillo, llamado Laurus, bajo su sombra, se vinieron agrupando algunos otros edificios de más o menos magnitud y construidos por los propios colonos. La zona residencial de la Arunda romana se redujo a la parte más alta y llana del cerro amesetado, ocupado principalmente por una clase acomodada, según los elementos de distinción social aparecidos en diferentes intervenciones arqueológicas, y que se deduce también deberían ser de una gran envergadura -foro, templos y algunos edificios importantes- por las infraestructuras asociadas a ellos, sobre la que destaca la red de agua potable que procedía de la Fuente de la Arena , en las afueras de la ciudad a los pies de la sierra de Jarastepar, a través de un acueducto que, conjuntamente con la torre-sifón o columnaria del Predicatorio, aún se conservan, y cuyas características constructivas y de conducción a presión coinciden plenamente con la descripción que hace Vetrubio para este tipo de infraestructura. Este acueducto abasteció durante muchos siglos de agua a la ciudad de Ronda.

La ciudad romana de Arunda quedaría definida en la topografía urbana actual por el triángulo comprendido entre la Plaza del Gigante, Plaza Duquesa de Parcent y Calle Armiñán, probablemente en época Flavia, coincidiendo con la extensión de la municipalidad desarrollada por Vespasiano y culminada por Domiciano (último cuarto del siglo I a.n.e).

Con la elección de Octavio como emperador de Roma ( 38 a .n.e.) se cree que se erigió un precioso templo a Julio Divo, según una lápida que se hallaba en el muro o puerta antigua de la iglesia de Santa María la Mayor , aunque no está comprobado arqueológicamente.

A partir del siglo III (d.n.e.) se transforma el área urbana de Ronda, produciéndose un cambio de funcionalidad en los espacios urbanos y públicos que pasarán a ser ocupados por necrópolis u otras instalaciones privadas o ideológicas, como son los restos de una Basílica Paleocristiana y enterramientos junto a la iglesia de Santa María la Mayor. Se produce entonces lo que los arqueólogos llaman la disgregación de la ciudad antigua de Arunda, que pasa a formar parte de un nuevo modelo de doblamiento donde lo rural y lo privado sustituye a lo público y social. Aunque precisamente la existencia de elementos vinculados con lo religioso hará que se mantenga el poblamiento, aunque reducido, para un posterior resurgimiento en época medieval.

Hay que hacer mención también a la celebración del I Concilio Cristiano de España que se celebra en Illibiris (Elvira, población que existió cerca de Granada en la sierra hoy llamada Elvira, donde se hallan sus ruinas), en el siglo IV, donde acudieron los presbíteros Leo y Januario, representando a Acinipo y Laurus respectivamente.