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Ronda:
Historia de Ronda

Emplazamiento Pre-historia Proto-Historia
Época Ibérica Época Romana Época Visigoda
Época Musulmana Conquista Castellana Siglos XVI y XVII
La Real Maestranza de Caballería de Ronda Siglo XVIII
Siglo XIX Siglo XX
Conquista Castellana

En 1407, cae en manos castellanas Zahara, una de las fortalezas vitales en la frontera dentro del sistema defensivo de la Comarca Rondeña. Más tarde reconquistada de nuevo por los nazaríes y perdida definitivamente en 1483, a esta le sigue la ocupación de Alora, luego Alozaina en 1484, y un año después Coín y Cártama. De esta manera la caída de Ronda era cuestión de poco tiempo.

La Conquista castellana va afectar enormemente a la ciudad de Ronda, pues el comienzo de esta nueva etapa histórica supone también el tránsito del medievo a la modernidad.

Debido a la situación estratégica y política de Ronda en el reino nazarí, es una plaza muy anhelada por los castellanos, que la estiman como punto clave para la caída posterior de los musulmanes nazaríes. Ronda era sin duda la joya más codiciada del Reino de Granada.

Su conquista requería de una estudiada planificación y hacer uso de una estratagema militar que pudiera despistar a los rondeños musulmanes, que eran conocidos por sus excelentes dotes guerreras y por lo bien defendida y resguardada que tenían su ciudad, conscientes de la codicia castellana desde hacía siglos.

Los Reyes Católicos emprenden camino hacia Andalucía, para allí pasar el invierno y estudiar, junto a su nobleza, la estrategia de una nueva campaña estival de conquistas en 1485. Barajaban dos posibilidades: ocupar Ronda y Málaga, decidiéndose a favor de esta última al tener mayor interés económico, y pensando también que si conquistaban la comarca malagueña Ronda quedaría aislada, puesto que la zona de Setenil y Zahara la tenía controlada el Marqués de Cádiz. Emprenden su táctica entrando por Antequera, en abril, hacia la hoya de Málaga y toman Coín, Cártama y otras poblaciones de la zona, pero al ser la defensa de Málaga muy feroz, deciden atacar a su segundo objetivo, Ronda. Para llevar a cabo este nuevo plan hacen un intento de incursión en Loja, lo que hace sacar de Ronda a Hammed el Cegrí y a otros guerreros de Alcalá y Medina Sidonia, que acuden a su defensa. El rey Fernando y Ponce de León (Marqués de Cádiz) marchan veloces hacia Ronda cogiendo desprevenidos y desconcertados a los nazaríes. Los cristianos cercan la ciudad, estableciendo sus reales y artillería en torno a ella. La toma de la Mina , deja a la ciudad sin suministro de agua. Tras unas semanas de asedio cae la ciudad el domingo 22 de mayo de 1485, día del Espíritu Santo.

La famosa torre ochavada que algunos historiadores sitúan junto a la mezquita principal, donde después se construyó la iglesia del Espíritu Santo, según recientes descubrimientos arqueológicos se encuentra en la esquina de la Cuesta de las Imágenes, donde aparecieron restos de los cimientos de la gran construcción maciza y con planta probablemente circular.

Los musulmanes rondeños son expulsados de sus casas y le son arrebatados también sus campos. Ronda junto con Marbella necesitan ser repobladas cuanto antes, puesto que Granada aún no ha sido conquistada y la amenaza nazarí de reconquistar nuestro territorio continúa.

Es por lo que con inusitada rapidez se pasa a repartir el botín de las tierras y casas conquistadas, encargo que los Reyes hacen a Juan de Torres, cuya labor será muy cuestionada al hacerse de manera descuidada e interesada; por lo que en 1491 se encarga que reinicie nuevamente todo el proceso repartidor al bachiller Serrano, que concederá a los nuevos pobladores y conquistadores todas las tierras y casas, dotando a la ciudad de Propios y Comunes (ejidos y dehesas) y creando nuevos espacios para el poblamiento. Todo cuanto se hizo en la ordenación viene recogido en un documento excepcional de un gran valor histórico que se conserva en nuestro Archivo Histórico: El Libro de los Repartimientos.

Aunque en un principio la medina no sufriría grandes cambios con respecto a la época anterior, es a partir de la época moderna cuando más se expande nuestra ciudad y cambia la morfología de la misma.

La mayor parte de las casas musulmanas eran pequeñas y dotadas de una serie de dependencias relacionadas con la vida de sus moradores, principalmente campesinos. En el Repartimiento se conceden muchas de estas casas a los nuevos dueños en grupo de dos, tres e incluso seis.

En un primer momento no hubo demasiados pobladores castellanos, debido que muchos de los beneficiados eran servidores reales y militares que seguían en campaña conquistadora. Conforme la conquista del Reino de Granada se va consolidando, la situación cambia ya que muchos deciden venir para asentarse en los nuevos territorios anexionados a Castilla. Aunque este proceso de repoblación y la expulsión posterior de los moriscos diezmó bastante la población.

El levantamiento morisco, 1501, se produce al no cumplirse las promesas de tolerancia para con su fe y sus costumbres acordadas con los Reyes Católicos, promesas que se venían respetando con el arzobispo Talavera, pero que el Cardenal Cisneros incumple. La lucha es encarnizada en la Serranía , y en Sierra Bermeja muere en batalla el hermano mayor del Gran Capitán. Para apaciguar la insurrección acude nuevamente el rey Fernando a Ronda, donde establece nuevamente su cuartel general.

De la importancia que se le dio a Ronda por parte de la realeza castellana da cuenta el hecho de que todos sus dominios y tierras fueron adjudicados como Señorío al príncipe heredero Don Juan, que al morir lo deja a su esposa, y ésta posteriormente, tras su vuelta a Flandes, lo entrega de nuevo a la Corona.

Después de la batalla de Ronda, sus murallas y casas sufrieron importantes destrozos debido al uso de la artillería, que en nuestra ciudad los castellanos la usaron con profusión. Para paliar los daños se ordena por expreso deseo de los Reyes Católicos la construcción de nuevos edificios, especialmente de carácter religioso. La medina de Ronda y sus arrabales se dividirán en seis colaciones, todas ellas situadas en solares que ocupaban antiguas mezquitas; de las seis, dos de ellas han llegado hasta nuestros días: Santa María de la Encarnación , Espíritu Santo, y las desaparecidas de Santiago, San Juan Bautista, San Juan Evangelista y San Sebastián (de la queda el minarete o alminar que después se utilizó como campanario). También se construye un hospital, el de Santa Bárbara, demolido incompresiblemente en los años ochenta.

Cada uno de los espacios complementarios o barrios que se fueron formando en la etapa anterior se van disgregando y evolucionando de manera desigual, esto supone incluso el abandono y desaparición del arrabal bajo o de San Miguel, debido a que nunca llegó a reconstruirse la muralla y porque deja de ser paso forzoso de los que arribaban a Ronda, ya que se abre una nueva entrada por lo que hoy conocemos como Puente Viejo. Poco a poco se pretende dar a la medina el carácter de ciudad castellana.