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Ronda:
Historia de Ronda

Emplazamiento Pre-historia Proto-Historia
Época Ibérica Época Romana Época Visigoda
Época Musulmana Conquista Castellana Siglos XVI y XVII
La Real Maestranza de Caballería de Ronda Siglo XVIII
Siglo XIX Siglo XX
Siglo XIX

Se trata de una época regresiva para la ciudad de Ronda, ya que la ocupación de la ciudad por los franceses arruinó la economía, provocando hambre y miseria entre los rondeños. También devastaron las murallas, caminos, acueductos e importantes edificios como el Castillo. A esta destrucción hay que añadir la inestabilidad y conflictividad política. El panorama rondeño en este siglo no era muy alentador, se vivió un estado de pobreza generalizada que se prolongó hasta final de siglo. Es cuando aparece el fenómeno del bandolerismo que tanta inspiración novelesca proporcionó a los viajeros románticos.

Apenas se realizaron obras importantes en casi todo este periodo. Sólo cabe destacar la construcción del nuevo Ayuntamiento en la actual plaza de España (hoy Parador de Turismo). Pero la inquietud de la nueva burguesía, formada por comerciantes, terratenientes, industriales y la antigua nobleza, a través del Ayuntamiento, institución que sustituyó a los antiguos regidores perpetuos, hicieron impulsar una serie de proyectos para que Ronda no se quedara atrás de los nuevos avances tecnológicos, acometiéndose una serie de obras que mejoraría notablemente los equipamientos de la ciudad y sus servicios públicos.

Tras varios proyectos e intentos a lo largo del siglo de restablecer el abastecimiento de agua a través del destruido Acueducto de la Hidalga por los franceses, y ante la situación tan desesperada que se vivía puesto que los aguadores recogían las aguas en mal estado de una excavación hecha entre las confluencias del río Guadalevín y el arroyo de las Culebras, el entonces alcalde de la ciudad D. José Jaudenes tomó la decisión de privatizar el suministro público del agua, convocándose concurso el 30 de mayo de 1875, y cuya licitación fue concedida a ingeniero francés D. Carlos Lamiable. Este personaje, cuyas intervenciones serían posteriormente trascendentales para nuestra ciudad, con su Empresa de Aguas adquirió el compromiso de traer el agua desde los manantiales de la Hidalga , Coca y Fuente de la Arena un caudal de 2.500 metros cúbicos diarios, para venderlos a 6 céntimos de real por arroba, a cambio de realizar todas las obras de cañerías, depósitos, fuentes, abrevaderos y lavaderos en un plazo máximo de cinco años.

En diciembre de 1876 ya se había concluido la primera fase desde el Arroyo Perdiguero (Fuente de la Arena ), pero la siguiente desde la Hidalga y Coca no se concluía debido a que el empresario estaba implicado en otras obras, como la del ferrocarril, y descuidó aquélla, lo que desencadenó un largo conflicto ya que el caudal era insuficiente. Este problema no fue resuelto hasta el siguiente siglo.

Es este siglo también, en 1889, cuando llega la electricidad a nuestra ciudad, cuya concesión fue adjudicada a otro ingeniero francés Don Carlos de Courteille que cedió sus derechos a D. Carlos de la Cuadra y Viteri. Éste último con su Empresa de Luz Eléctrica, se comprometió a instalar en la zona de los Molinos del Tajo una turbina que moverían dos dinamos que generarían electricidad para 500 luces a 97 voltios y 225 amperios cada una, esta instalación se complementaría con una estación a vapor en la zona del Campillo. Pero el caudal del río era insuficiente y la luz que llegaba hasta las lámparas era apenas la de un hierro candente. Nuevamente se produjo un largo conflicto, que acabó con la retirada de la concesión que posteriormente fue adjudicada a D. Camilo Granados, que instaló en el Tajo la Central de San Miguel y completó la producción con una caldera, máquina de vapor y dinamo en unos terrenos cedidos por el Ayuntamiento aledaños a la Plaza de Toros (hoy Paseo Blas Infante).

A finales de siglo se inician también las obras de la llegada del ferrocarril, no sin antes superar muchos y notables obstáculos, pues el proyecto que se contemplaba en el Plan General de Ferrocarriles del Estado era conectar Algeciras, bien desde Cádiz o Málaga, pero como nos cuenta el historiador D. Pedro Sierra de Cózar, la voluntad inquebrantable del pueblo de Ronda, la actuación de los diputados a Cortes por la Comarca (Lorenzo Borrego, Pedro Nolasco Aurioles y otros) y la capacidad técnica y de negociación de D. Carlos Lamiable, consiguieron la modificación de dicho Plan y la aprobación del proyecto por Ley de 12 de junio de 1980. La construcción de la línea férrea fue adjudicada a la sociedad inglesa "The Algeciras Railway Co. Ltd.", y el primer tren llega a Ronda el día 7 de septiembre de 1891.