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Ronda:
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Ronda, Sierra de Bandoleros

Los enclaves más significativos del bandolerismo se encontraban en la Serranía de Ronda, el desierto de la Monclava (entre Ecija y Carmona) o los santos lugares en torno a Estepa.

Ficción y realidad coinciden en señalar a la Serranía de Ronda, como el Santo Lugar del Bandolerismo Andaluz, algo que también intuyó el sacerdote Blanco White, en su largo viaje de Sevilla a Olvera, a través del Arahal y Osuna. Y el relato que con todo detalle y “color local” describe Blanco en sus cartas es precisamente el que convirtió con posterioridad a la Serranía de Ronda en santuario del bandolerismo romántico.

Rey de la Serranía de Ronda fue Omar Ben Hafsun, para algunos bandolero y para otros caudillo de la oprimida nacionalidad española contra el califato de Córdoba. Precisamente el tratamiento que de su cadáver hizo Abderramán III, que lo hizo desenterrar y exponer al público en una de las puertas de Córdoba, no fue distinto a otros tantos rebeldes y bandidos posteriores.

Un fenómeno similar, aunque distante en el tiempo, se da en esta Serranía con los monfíes o moriscos, durante los siglos XVI y XVII; se trataba sin duda de otro tipo de bandolerismo; pero se hicieron fuertes en la Serranía y se rebelaron contra el poder castellano para poder seguir viviendo.

El propio Vicente Espinel, en su Marcos de Obregón, daba noticias del lugar conocido como la Sauceda , bosques de alcornoques y quejigos, cuyo nombre se ha relacionado con el de “desahuciados”, por ser cobijo de malhechores.

Boissier, el descubridor del pinsapo, recorriendo la Serranía Rondeña, quedó asombrado con las cruces que se encontraba a su paso sobre un pino o al abrigo de una cueva, camino sembrado de muertes.

Y nuestra Serranía adquirió un protagonismo fundamental, por otra parte, a causa de la activación del contrabando con Gibraltar, convertida por los ingleses en puerto franco. Y es en nuestra propia Serranía también donde se hicieron no pocos guerrilleros durante la ocupación napoleónica, y posteriormente a la época romántica fue el centro de operaciones de Tragabuches, de la cuadrilla de los Siete Niños de Écija. Y también estuvo por estos contornos José Mª el Tempranillo y el último de los grandes bandoleros, Juan Mingolla, Pasoslargos.

La Serranía de Ronda es, en conclusión, un marco incomparable donde no cuesta trabajo imaginarse la gestación de un espíritu revolucionario, indómito, sencillo, de rechazo a la opresión, de lucha en ocasiones individual y de compromiso, tal y como actuaban la mayoría de aquéllos legendarios bandoleros.