Nace en Ronda el 16 de febrero de 1932, en la finca "Recreo San Cayetano", propiedad de su padre el Niño de la Palma. Crece Antonio presenciando la gloria de su padre, quién, que heredará posteriormente. Con él comienza una tercera edad de oro del toreo rondeño. Torero de excepcionales cualidades, poderoso, de profundo sabor clásico, que levantaba entusiasmos allí por donde pasaba. Estuvo varias temporadas en lo más alto del escalafón.
Su rivalidad con otro gran torero, Luis Miguel Dominguín, sus intensos mano a mano llenarían las páginas de los periódicos y serían llevados a la literatura por Hemingway en sus relatos «Verano sangriento». Muy castigado por los toros, treinta cornadas en su haber, en 1981 tiene que abandonar los ruedos debido a serias lesiones que le impiden torear. «Ligado, lento, suave, armonioso, elegante...», así veían los críticos al torero de Ronda. Durante el tiempo que se mantuvo activo fue, sin discusión, el mejor. Su forma de entender el arte de torear alcanzó una lentitud prodigiosa, en la que se fundían la maestría y la inspiración. Despertó la admiración de personalidades como Orson Welles (cuyas cenizas se encuentran en el Recreo de San Cayetano) y el escritor Ernest Hemingway, que se contaban entre sus amistades.
Fue también empresario y el gran impulsor de las famosas Corridas Goyescas de Ronda. Recibió La Legión de Honor concedida por el gobierno francés en 1995 y, después la Medalla de las Bellas Artes, la primera que recibía un torero.