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Ronda:
Monumentos de Ronda

Puente Nuevo Convento de Santo Domingo Casa de los Condes de Santa Pola
Casa del Rey Moro Escalera de la Mina Palacio del Marqués de Salvatierra
Arco de Felipe V Puente Viejo o de Santa Cecilia Puente Árabe o de las Curtidurías
Baños Árabes Murallas de Ronda Jardines colgantes de Cuenca
Casa del Jalifa Minarete de San Sebastián Ayuntamiento
Iglesia Mayor Convento de Santa Isabel de los Ángeles Convento de la Caridad
Casa-Palacio de Mondragón Palacio de Moctezuma Casa del Gigante
Iglesia de la Paz Casa de San Juan Bosco Plaza de Toros
Iglesia del Socorro Círculo de Artistas Alameda del Tajo
Convento de la Merced Monumento a la Virgen del Rocío Los Descalzos Viejos
Parroquia de Santa Cecilia Templete Virgen de los Dolores Convento Madre de Dios
Parroquia de Padre Jesús Fuente de los Ocho Caños Iglesia del Espíritu Santo
Puerta de Almocábar Convento de las Franciscanas Convento de San Francisco
Santuario de la Virgen de la Cabeza y Cuevas de San Antón Acueducto de la Hidalga Acinipo
Cueva de la Pileta
Iglesia del Espíritu Santo

Ronda fue conquistada, tras decenas de intentos a lo largo de siglos, por el rey Fernando el Católico, haciendo uso de un despliegue de artillería hasta entonces nunca visto.

Alonso Yánez Fajardo, fue el primero que escaló sus muros por la puerta del Almocábar tremolando el estandarte de los cristianos, precisamente en el lugar que cimeraba la Mezquita Principal. Era el 22 de mayo de 1485, Pascua de Pentecostés.

Una vez conquistada definitivamente la ciudad, se organizaron grandes celebraciones y funciones, el cortejo real visitaba los lugares más emblemáticos. En procesión llegó hasta la Mezquita Principal , la que quiso el rey Fernando se bendijese con la advocación de Sancti Spíritus, en conmemoración a la fecha de la conquista, dotando a partir de entonces una procesión igual que cada año hubiera de salir de la Iglesia Mayor hasta ésta con el estandarte cuadrado que al efecto regaló a la ciudad, distintivo que honra a la ciudad de Ronda, pues el uso del Estandarte Cuadrado, según la Leyes de Partidas, no podían usarlo más que los reyes y emperadores. Quedando Ronda con esta donación simbolizada como Señorío de su Alteza Real.

Veinte años tardó en construirse esta Iglesia del Espíritu Santo, en 1505, año de la muerte de la reina Isabel. Por su sobriedad y su construcción austera se advierte fácilmente que fue levantada en época de guerra. Su sobria fachada se halla enmarcada por dos vigorosos estribos que la abrazan de arriba abajo, estando coronada por un frontón triangular con un ojo de buey en su tímpano como único motivo ornamental. Del mismo modo presenta una ventana de vidriera geminada y bajo ella, una hornacina que alberga una paloma que representa al Espíritu Santo. La torre del campanario fue construida posteriormente, igual que su puerta agrandada y la cómoda escalinata de acceso. Sin duda alguna su apariencia es la de una auténtica iglesia fortaleza. Consta de una sola nave con un gran púlpito, propio de la época, para que se pudiera ver y oír fácilmente al predicador. Posee tres bóvedas de nervios sex partitas. Antes de llegar al arco toral, a ambos lados, se abren dos capillas, cubiertas con bóvedas de crucería estrelladas, la de la Virgen de Fátima y la del Sagrado Corazón. Es de destacar, en una de sus capillas laterales, la representación escultórica del Santo Entierro, con una extraordinaria urna y una magnífica imagen del Cristo yacente y que se procesiona el Viernes Santo al caer la tarde. La zona del presbiterio se encuentra cubierta por una bóveda de ocho nervios que cabalga sobre arcos de medio punto. Es curioso el aspecto que presentan las pecunias ensambladas entre sí por una original nervadura.

La nave tiene 30 m . de larga por 9 de ancha. Por techumbre posee tres artesonados y una media naranja de estilo gótico, sostenidos por arcos de piedras enlazados con vistosas grecas; apoyándose el arco de la media naranja en dos columnas sencillas embutidas en los testeros y los tres artesonados en el centro de las paredes. Es de gran simplicidad y su estilo se asemeja al gótico isabelino, disimulado por algunas modificaciones realizadas posteriormente. Un altar principal barroco cubre el ábside central con una pintura, en su parte superior, de la venida del Espíritu Santo y, en el centro una pintura sobre madera de la Virgen de la Antigua , en hermoso estilo bizantino. Todo el frente está ocupado por este bonito y bien acabado retablo rococó, con dos columnas salientes, matizado todo él con multitud de ramos, chapas, grabados y medias cañas que lo hermosean sobremanera.

Labrados en piedra sobre el altar principal, tres escudos; el mayor, en el centro, tiene el Águila Imperial de la Casa de Austria.

El exterior tiene un aire de gran solidez, debido a su origen de torre fortificada de la muralla, con grandes contrafuertes rematados con pináculos renacentistas. Todo el edificio es admirable por su especial estructura en el que no se sirvieron de madera alguna. A la terminación de sus obras, en 1505, era obispo de Málaga D. Diego Ramírez de Haro. Pero se cree que no se elevó a la categoría de Parroquial hasta los últimos años del episcopado de D. César Riario, puesto que su libro primero de Bautismos empieza en 1534.

Sin embargo esta iglesia fue considerada en muchos años como la mayor y casi única de Ronda, pues se sabe que durante el dilatado tiempo que se tardó en concluir Santa María, en ella se rezaban todas las horas canónicas prevenidas por la creación del cuerpo de beneficiados y en ella tenían lugar todos los actos religiosos que correspondían a la Mayor.

Este templo alcanzó también por Bulas especiales, rezos e indulgencias propias, siendo, entre otras, una del Papa Urbano VIII, concediendo indulgencia plenaria en el Jubileo de 40 horas, el día de Santa María Magdalena. Dada en Roma en 15 de agosto de 1639.

Su libro Parroquial de Casamientos empieza en 1570 y el de Defunciones en 1674.

Como pinturas notables en sus paredes posee un San Pedro, de Rivera, y una Santa Cena de Jesús, con sus Apóstoles, que perteneció al destruido convento de la Trinidad. Sin duda se trata de uno de los edificios más notables y mejor conservados de nuestra ciudad, cumplidos ya sus quinientos años.